Las bonitas frutas y verduras llenas de color que encontramos en la compra están llenos de pesticidas que nos van matando silenciosamente. De cierto modo lo sabemos y nos gustaría que no pasara pero por alguna razón nos parece ajeno y que no nos va a afectar. Como la gente que fuma, sabe que es malo, pero como el envenenamiento es lento y silencioso no parece real.
Parece que las cosas van cambiando poco a poco, pero no es lógico que cuidarse la salud y el medio ambiente sea más caro que comprar veneno y aunque sea a muy pequeña dosis, acabaremos pagando la factura.
Celebro la llegado de los Veritas y otras marcas de supermercados ecológicos, y deseo con todas mis fuerzas que la ley de la oferta y la demanda acabe convirtiéndoles en los nuevo Mercadona y sea más caro comprar con pesticidas que sin. Y sí, seguirá habiendo gente que prefiera el tomate bien rojo aunque no sea sano, pero que por lo menos eso se convierta en un capricho caro, para el bolsillo y la salud.